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La Somnámbula Ballerina Idea: Personajes: Mate

Author:unloginuser Time:2024/06/28 Read: 5635

La Somnámbula Ballerina

Idea:

Personajes:

Mateo: Niño de 8 años, curioso y travieso.
Sofía: Hermana mayor de Mateo, de 16 años, marimacha y con un gusto por lo “rudo”.

Trama:

Mateo, un niño de 8 años con una imaginación desbordante, se levanta en medio de la noche para ir al baño. Al volver a su habitación, escucha ruidos extraños provenientes del cuarto de su hermana mayor, Sofía. Sofía, una adolescente que ama los deportes y detesta todo lo que huela a feminidad, es conocida por su personalidad “ruda” y su aversión al ballet.

Sin embargo, lo que Mateo ve al asomarse cautelosamente a la habitación de Sofía lo deja atónito. Sofía, con la mirada perdida y los pies descalzos, está bailando ballet con una gracia y fluidez que jamás había mostrado.

Mateo, sorprendido, se da cuenta de que su hermana está sonámbula. Recuerda vagamente haber escuchado que despertar a un sonámbulo puede ser peligroso, así que decide no interrumpirla y grabar el peculiar baile de Sofía con su teléfono.

A la mañana siguiente, Mateo se enfrenta a un dilema: mostrarle a Sofía el video de su sonámbulo ballet, sabiendo que le causaría una gran vergüenza, o guardar el secreto y disfrutar en silencio de la hilarante paradoja de su hermana, la “marimacha” que bailaba ballet en sueños.

Humor:

El contraste entre la personalidad de Sofía y su baile en sonámbula.
La reacción de Sofía al ver el video de su “ballet” sonámbulo.
Las reacciones exageradas y divertidas de Mateo ante la situación.
Los comentarios sarcásticos de Mateo sobre el “talento oculto” de Sofía.

Misterio:

¿Por qué Sofía, que siempre ha despreciado el ballet, lo baila en sueños?
¿Qué secretos oculta la mente de Sofía que solo se revelan en su estado de sonambulismo?

Final:

Mateo, después de mucho deliberar, decide mostrarle el video a Sofía. La reacción de Sofía, al principio de incredulidad y luego de horror, es digna de un show de comedia. Mateo, divertido pero avergonzado, promete guardar el secreto de su hermana.

La historia concluye con una nota de humor y misterio, dejando la pregunta abierta: ¿qué otros secretos esconde Sofía en su inconsciente?
Story lenght:word count:20000

La Somnámbula Ballerina

La luna, un disco plateado colgado en el cielo nocturno, proyectaba largas sombras sobre el cuarto de Mateo. Eran las tres de la madrugada y el pequeño de ocho años, con el pijama de ositos deshilachado, se arrastraba de vuelta a su cama después de una visita al baño. La casa estaba envuelta en un silencio sepulcral, salvo por el débil ronquido de su padre desde el otro lado de la pared.

Mateo bostezó, estirándose con pereza, cuando un ruido extraño le llamó la atención. Venía del cuarto de Sofía, su hermana mayor, una adolescente de dieciséis años que se definía como una “marimacha” y que aborrecía todo lo que tuviera que ver con la feminidad. En su mundo solo existían los deportes, el rock pesado y los jeans desgastados. El ballet, para ella, era una tortura digna de un castigo medieval.

La curiosidad le picó a Mateo. Descalzo y con la respiración contenida, se acercó a la puerta de Sofía. La abrió con cuidado, asomándose por la rendija. Lo que vio lo dejó boquiabierto. Sofía, con la mirada perdida en el vacío, bailaba. No era un baile cualquiera, era ballet. Una danza fluida y grácil, con giros impecables y movimientos precisos que parecían desafiar las leyes de la gravedad. Sus pies, descalzos, se deslizaban sobre el suelo con una facilidad sorprendente.

Mateo, con la boca abierta, vio cómo Sofía giraba sobre sí misma, sus brazos estirados como alas de gaviota. Era una imagen totalmente incongruente con la Sofía que él conocía, la que se burlaba de las chicas que se vestían con tutús y se negaba a poner un pie dentro de una academia de ballet.

De pronto, Mateo recordó vagamente algo que había escuchado en la escuela: las personas sonámbulas no debían ser despertadas, ya que podían tener reacciones violentas.

Decidido a no interrumpir la peculiar danza de su hermana, Mateo tomó su teléfono y comenzó a grabar en secreto. Lo que pasaba ante sus ojos era tan extraordinario, tan irónico y a la vez tan encantador, que no podía dejar de capturarlo.

Al amanecer, Mateo despertó con la cabeza llena de ideas para un nuevo video de YouTube. La imagen de Sofía bailando ballet en estado de sonambulismo, con su camiseta de fútbol y sus pantalones de mezclilla, era tan surrealista que merecía ser compartida con el mundo. Pero la posibilidad de que su hermana se avergonzara, de que le diera un ataque de furia al descubrir su secreto, lo hacía dudar.

El dilema se mantuvo durante toda la mañana. Por un lado, quería compartir con el mundo el talento oculto de su hermana, la Sofía bailarina que solo existía en los sueños. Por otro lado, la idea de verla enfadada lo ponía nervioso.

Al mediodía, mientras Sofía se preparaba para ir a un entrenamiento de fútbol, Mateo, con el corazón en la garganta, le enseñó el video. La reacción de Sofía fue inmediata: una mezcla de incredulidad y horror, una mezcla que se reflejaba en su rostro como una tormenta en miniatura.

“¿Qué es esto, Mateo? ¿Por qué estás grabándome?” gritó Sofía, con la cara roja de la vergüenza.

“No pude evitarlo, Sofía. Estabas bailando en sueños, era increíble. Tú, la ‘marimacha’, haciendo ballet como una profesional. Tenías que verlo”, respondió Mateo, con una sonrisa traviesa que intentaba disimular su nerviosismo.

Sofía, con la boca abierta y la mirada perdida, tardó unos segundos en reaccionar. “Tú, ¿me estabas grabando mientras dormía? ¡Eres un loco, Mateo!” exclamó, con la voz entrecortada.

“Pero es que… tu ballet era tan bonito, tan… elegante. Y tú, con esa camiseta de la selección… era como un contraste perfecto entre lo rudo y lo delicado”, dijo Mateo, con una risa nerviosa.

Sofía, al darse cuenta de que la situación no tenía remedio, se dejó caer en el sofá, con una expresión de resignación. “Bueno, ya que lo viste, no hay vuelta atrás. Pero te juro que si se lo cuentas a alguien, te romperé la nariz”, amenazó con un tono irónico.

Mateo, atemorizado por la amenaza de su hermana, prometió guardar el secreto. En ese momento, él también se dio cuenta de que había pasado una noche bastante extraña, una noche que lo había dejado con muchas preguntas sin respuesta.

¿Por qué Sofía, la que siempre había despreciado el ballet, lo bailaba con tanto talento en sueños? ¿Qué secretos ocultaba su mente, que solo se revelaban en su estado de sonambulismo?

La sonrisa de Mateo se desvaneció. El misterio solo se había profundizado, pero él, con una mezcla de diversión y miedo, tenía un tesoro secreto: el video de la “marimacha” que bailaba ballet en sueños.

Las noches siguientes, Mateo se mantuvo alerta, esperando que Sofía volviera a dormir a la luz de la luna. Quería volver a ver el ballet de su hermana, esa danza que solo podía contemplar en sueños, esa danza que le susurraba que detrás de la “marimacha” se escondía una bailarina que solo la noche podía despertar.

Y así, Mateo, el pequeño detective de la familia, se convertía en un observador silencioso de la vida de su hermana. Observaba los sueños de Sofía, esperando que la luna revelara más secretos, más misterios que lo envolvieran en una danza llena de preguntas sin respuesta, una danza que le recordaba que la realidad podía ser mucho más extraña e interesante de lo que se creía.